Empresas inteligentes

Liderazgo y organizaciones inteligentes para gobernar la transformación

Estamos inmersos en un reto que necesita nuevas soluciones a nuevos problemas en una economía dominada por la incertidumbre y donde, sin duda alguna, la disciplina Calidad tiene mucho que aportar y mucho que cambiar.

Inmanuel Kant decía que se mide la inteligencia de un individuo por la cantidad de incertidumbre que es capaz de soportar. Esta frase es especialmente acertada si hablamos de los grandes retos a los que nos enfrentamos en nuestras empresas, en la economía y en la sociedad. Hoy, somos protagonistas de uno de los cambios más singulares en la historia de la humanidad y que está determinado por una economía y una innovación tecnológica que se desarrollan a escala planetaria e impactan, con mayor o menor intensidad, en todas las organizaciones.

Vivimos una época dominada por la incertidumbre y si queremos, como empresa y como profesionales, tener un lugar en este mundo en cambio debemos ser capaces de soportar la incertidumbre y ser capaces de anticiparnos a los cambios y actuar. Hablar de inteligencia, ya sea biológica, organizativa o tecnológica, es hablar de información, de conocimiento y de acción. Aun cuando es muy complicado encontrar una definición de inteligencia organizativa aceptada por todos, desde un punto de vista puramente adaptativo, una organización inteligente es aquella capaz de adaptarse al nuevo paradigma económico, donde la información y el conocimiento son la base inexcusable de cualquier ventaja competitiva.

Esta adaptación, al contrario que en la naturaleza, no puede producirse de manera aleatoria. Debe ser el resultado de un proceso, de un sistema ordenado que se estructura, se desarrolla y se gestiona de manera consciente y proactiva. Desde la visión estratégica, una organización inteligente debe captar información del entorno, transformarla en conocimiento y provocar acciones de mejora o innovación que aseguren su competitividad y sostenibilidad.

Hablamos, por tanto, de los ejes fundamentales de la disciplina Calidad Qin —Estrategia, liderazgo, grupos de interés, resultados, riesgos y mejora e innovación—, de modelos de organización ágiles y, en suma, de gobernar el cambio y la incertidumbre. La disciplina Calidad Qin, desde su visión sistémica de las empresas y a través de los procesos, permite conectar el entorno de nuestras empresas con todas las áreas funcionales, acerca la toma de decisiones lo más cerca posible del lugar donde son necesarias y escala la información relevante a la alta dirección y a aquellos que deben tomar las decisiones estratégicas que definirán el futuro de nuestras empresas.

Tanto el modelo EFQM, como ahora la norma ISO 9001:2015, impulsan a las empresas hacia una visión holística de su actividad y amplían el rango de responsabilidad y acción más allá de sus límites tradicionales. Ambas, como lo hace la Calidad Qin, sitúan a la gestión de los grupos de interés como un eje fundamental. Los grupos deben ser escuchados, entendidos y comprendidos, además, deben estar vinculados directamente con nuestra actividad cotidiana. Escuchar, entender, comprender y gestionar son cuatro conceptos básicos de la inteligencia humana, determinada por nuestro carácter social. No podemos “ser” en solitario.

Una organización inteligente es aquella capaz de adaptarse al nuevo paradigma económico, donde información y conocimiento son la base de cualquier ventaja competitiva.

La aceleración requiere procesos ágiles y adaptables y, por tanto, una cultura organizacional dispuesta a aprender y cambiar sin solución de continuidad

La gestión de los riesgos, entendidos como oportunidades y amenazas, implica una actitud activa y proactiva para recomponer nuestro escenario competitivo, en ciclos de captura, análisis y decisión cada vez más ágiles y menos intermediados.

Desde la visión de la Calidad Qin, las organizaciones deben contar para ello con dos elementos fundamentales y abordar un cambio en la perspectiva. Los elementos son, primero, un sistema de gestión interna que transmiten la información de manera rápida y eficiente y, el segundo, elemento clave, es asegurar un mayor empoderamiento de los profesionales. El cambio de perspectiva supone adaptarse a un entorno en cambio permanente, donde la Gestión del Riesgo es la Gestión de la Incertidumbre con el foco en la maximización de los beneficios derivados del riesgo, incorporando para ello metodologías predictivas y conductivas.

Las estructuras jerárquicas y piramidales, herederas de la economía del siglo XX, no son adecuadas y se impone una visión más horizontal y más transversal de las organizaciones. Desde la Calidad Qin defendemos que los procesos transversales, que recorren a toda la organización desde el cliente (ya sea transaccional o no) hasta el cliente, son la columna vertebral que estructura a las empresas.

Los sistemas de gestión actúan como el soporte lógico de despliegue y control en todas las vertientes: escuchan al cliente y al resto de grupos de interés, vigilan los marcos legislativos y normativos, monitorizan las cadenas de valor internas y externas, detectan tendencias y riesgos… En suma, nos referimos a los ejes de los Grupos de Interés y los Riesgos del marco conceptual Qin.

Hablar de inteligencia en el negocio es hablar de Big Data o, mejor aún, de Smart Data. De las primeras aproximaciones al universo de datos infinitos y disponibles en Internet se evoluciona a una visión más selectiva e inteligente, determinada por las estrategias para enriquecer la información sobre competencia, clientes, novedades tecnológicas, innovación, legislación o proveedores. Un territorio lleno de oportunidades y riesgos, sujeto a normativas y legislaciones específicas que forman parte del territorio del Compliance Digital. El cumplimiento, base de la Calidad más tradicional, se abre ahora a los espacios digitales. La disciplina Calidad vuelve a estar presente, anticipándose a organizaciones con capacidades predictivas y operando sobre probabi-lidades desde una extraordinaria especialización, el “Science Data”. Mejora e Innovación son las consecuencias necesarias de una organización abierta a su entorno y ambas disciplinas lo hacen tensionadas por el “factor tiempo”, el elemento más escaso en esta etapa de la economía y en la sociedad. Cuando hablamos de “cambio ex-ponencial”, hablamos de un cambio geométricamente acelerado y, por tanto, alejado de la visión a medio y largo plazo en los proyectos de mejora e innovación. Las acciones deben ejecutarse rápidamente y, cada vez más, con impacto en el negocio en plazos cada vez más breves. Esta aceleración requiere procesos ágiles y adaptables y, por tanto, una cultura organizacional dispuesta a aprender y cambiar sin solución de continuidad.

El concepto “Agilidad”, nacida en el entorno del desarrollo de software, hoy empapa a cualquier actividad empresarial. La complejidad del entorno requiere un nuevo liderazgo y, desde la disciplina Calidad, hablamos de liderazgo transversal, colaborativo, orientado a proyectos y resultados, capaz de gestionar la diversidad y capaz de asumir cualquier posición en cada proyecto. Nuestra propuesta de QLíder, profesional vinculado a la disciplina Calidad, capaz de visionar y vivir a la organización desde la transversalidad, con visión sistémica y con la determinación y la vo-luntad de impulsar el cambio es cada vez más necesaria.

TENDENCIAS DE LA INTELIGENCIA EMPRESARIAL

  • Monitorizar el entorno permanentemente y discriminar ruido de información relevante, de manera automática, para prestar atención a los ecos y/o situaciones realmente significativos para la competitividad y perdurabilidad de las empresas
  • Transformar la información en conocimiento, disponible para toda la organización, de manera instantánea y anticipándose a las demandas de los empleados
  • Generar escenarios futuros basados en la probabilidad, analizando y confrontando capacidades, ventajas, oportunidades, riesgos y alternativas
  • Actuar de manera ágil y adaptativa, reduciendo al máximo el “gap” entre la decisión y la acción, potenciando sistemas de alertas automáticas que activen a la organización en su conjunto
  • Interiorizar Mejora e Innovación como parte indisoluble de la cultura y de la actividad cotidiana de toda la organización
  • Establecer alianzas basadas en el concepto “anticipación”, que actúen como defensa externa de la Marca, tanto en lo referente a Grupos de Interés como ecosistemas productivos
  • Impulsar y vivir una cultura empresarial basada en el propósito, la misión, la visión y los valores de la Marca, donde el “por qué” y el “para qué” son estratégicos frente al “cómo” y el “qué” que son ventajas tácticas.
  • Captar y retener talento comprometido con el propósito y la misión, cohesionados a través de una cultura compartida y fortalecido mediante modelos de organización basados en la colaboración de equipos de alto rendimiento.
  • Definir ventaja competitiva como la combinación de propósito, conocimiento y talento, con capacidad de influencia y el objetivo de ser parte activa relevante en la definición y creación de las condiciones de mercado que impulsarán el futuro más probable.

¿QUÉ DEFINE NUESTRA VISIÓN DEL LÍDER?

Un QLíder no es un especialista de la Calidad, es conocedor de su potencial pero, esencialmente, comparte con ella la visión transversal y la gestión por procesos. Sin duda, en un escenario tan incierto, las organizaciones optarán por procesos “adaptables”, menos burocráticos, más ágiles e inteligentes que serán la base de equipos de alto rendimiento. Pero este complejo escenario, con una organización dotada de “sensores” para monitorizar su entorno cercano, capaz de empoderar a sus profesionales para detectar oportunidades y riesgos y capacitados para accionar rápida y sincronizadamente, con sistemas de gestión que monitorizan la totalidad de la organización, con visión transversal para impulsar la mejora y la innovación “just in time” y relacionada directamente con Marca y negocio, necesita algo más… ¿Estamos preparados para gestionar la incertidumbre?

A lo largo de los años se ha producido una desconexión entre el valor de la disciplina Calidad y la alta dirección. Una vez alcanzado el hito de la Certificación de los Sistemas de Gestión o el impulso transformador del modelo de excelencia, la alta dirección se ha centrado más en la gestión de los objetivos de negocio de manera prioritaria y salvo ex-cepciones reseñables, que en profundizar y desarrollar todo el potencial que los sistemas ofrecían a las compañías. Salvo el sector industrial, que ha sabido vehicular la mejora y la innovación a través de sus sistemas de gestión, el resto de las organizaciones, de manera mayoritaria, han optado por impulsar proyectos de transformación sin aprovechar el valor de los sistemas de gestión. Hoy el “mantra” dominante es la Transformación Digital y la tecnología ha ganado protagonis-mo a la estrategia y a la operación en las organizaciones. Una muestra evidente es la proliferación de nuevos puestos transversales, vinculados mayoritariamente a la transformación digital, pero no sólo (Chief Digital Officer, Chief Transformation Officer , Chief Compliance Officer, Chief Customer Officer). Estas figuras gestionan procesos transversales. ¿Por qué no la disciplina Calidad? La propuesta de la Calidad Qin resuelve esta cuestión con claridad.

Una organización inteligente debe sustentarse en una visión de la disciplina Calidad Inteligente, de la Calidad Qin. Esto es, no reacciona ante el entorno, crea el entorno.

Una organización inteligente debe sustentarse en una visión de la disciplina Calidad Inteligente, de la Calidad Qin. Esto es, no reacciona ante el entorno, crea el entorno.

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